Las imágenes se realizaron a partir de la sobreposición de diferentes capas de papel albanene. El uso de este
tipo de papel, así como las soluciones formales adoptadas en muchos de los
dibujos, pretenden emular frágiles membranas y plantear relaciones de
proximidad y distanciamiento.
Cada capa es semitransparente, de forma que puede
verse parcialmente lo que sucede en las capas de abajo y nos permite incluso
intuir aquello que ha sido obliterado. Pero no se revela en ningún momento la
totalidad de lo que ocurre en los otros planos.
La mayor parte están pensados para ser vistos por ambos
lados: No hay frente y revés, sino que se trata de dos imágenes enlazadas, de
dos relatos simultáneos e interconectados en torno a una misma interrogante.
El tipo de trazo, y la laboriosidad que el mismo
requirió para su elaboración, quiere establecer un paralelo con la actividad de
bordar; que es quizás el quehacer que tradicionalmente han asumido las mujeres
no sólo para producir imágenes, sino para retirarse en solitario para
simplemente pensar.
Se trata de un ejercicio para dejar que simplemente
aparezcan una serie de imágenes que vienen a mi cabeza al pensar en distintas
formas de relacionarnos con el Otro, y luego establezco conexiones entre ellas,
a modo de puntos de bordado.
En la imagen que aparece a continuación puede apreciarse
el tipo de marco que tienen. Pueden montarse como cualquier dibujo contra la
pared o bien fijando el dorso al muro para que puedan verse simultáneamente ambos
frentes.